Baja California Sur cuenta con 4 millones 543 mil 189 hectáreas de áreas naturales protegidas que tienen como objetivo ser herramientas para la conservación de la flora y fauna silvestres, mantener procesos ecológicos, paisajes, generar oportunidades de recreación entre otros, informó la Secretaría de Planeación Urbana, Infraestructura, Movilidad, Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEPUIMM).
Lo anterior, retoma relevancia ante la conmemoración anual del Día Mundial de la Vida Silvestre, establecido en el año 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas cada 3 de marzo, para destacar la importancia de la vida silvestre y la rica biodiversidad nos proveen de recursos para satisfacer nuestras necesidades y de la propia naturaleza.
En el territorio sudcaliforniano se encuentran las áreas naturales protegidas de Bahía de Loreto, Balandra, Cabo Pulmo, Cabo San Lucas, Complejo Lagunar Ojo de Liebre, El Vizcaíno, Islas del Golfo de California, Islas del Pacífico de la Península de Baja California, Sierra La Laguna y la zona marina del Archipiélago de Espíritu Santo.
En este sentido, este año se celebra bajo el tema “Recuperar a las especies clave para la restauración de ecosistemas” buscando crear conciencia sobre las condiciones de las especies de vida silvestre en peligro y en peligro crítico y resaltar el poder de los esfuerzos de conservación que están en marcha para alterar su destino.
Por ello se llevan a cabo esfuerzos de conservación en especies que se encuentran vulnerables o en peligro de extinción como el berrendo peninsular, que en 1993 se estimó una población silvestre de 164 ejemplares, pero que actualmente existen alrededor de 640 de los cuales aproximadamente 120 se encuentran en vida salvaje y el resto en semicautiverio y extensivo.
Ante la efectividad de estos esfuerzos, los expertos anuncian que 200 ejemplares de berrendo peninsular (A.a. peninsularis), serían liberados en grupos pequeños en sitios estratégicos dentro de la zona núcleo de la Reserva de la Biósfera del Vizcaíno. Esta será la reinserción más alta de la especie, hasta la fecha.
Concluyó señalando que la vida silvestre es la clave ambiental de la permanencia de la vida en general. Es ahí mismo, el punto central de la biodiversidad que permite la existencia de los recursos naturales de flora y fauna y permite, a lo largo del tiempo genético, que deriven mutaciones ambientales que generan tanto la extinción como la creación de nuevas especies. Es la vida silvestre el punto angular de la sostenibilidad ambiental de todos los ecosistemas, de los cuales el ser humano se sirve de ellos.
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